Efectivamente, una cultura foránea los los tiene atrapados y paralizados. Ya no tienen vergüenza, no tienen honor, no tienen pasión. Todos son contubernios y acomodos. Y la palabra; sólo sirve para confundir, y sobre todo, para denigrar.
Pero ahora les voy a mostrar la palabra para liberar del apego a lo falso, a la mentira, al engaño.
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